Al 2 de febrero de 1514 se remonta el nacimiento en Punta de Guincho, mirando hacia la bahía de Nuevitas, de su ciudad capital, Camagüey, una de las primeras siete villas fundadas por los colonizadores españoles en la Isla y bautizada entonces como Santa María del Puerto del Príncipe. No fue, sin embargo, hasta el 6 de enero de 1528 cuando se estableció definitiva y paradójicamente en su emplazamiento actual, entre los ríos Tínima y Hatibonico y bien alejado de las costas, en previsión de los frecuentes ataques de piratas y corsarios -según algunos historiadores-, o huyendo de las plagas, la infertilidad de los suelos y la carencia de agua, de acuerdo con el criterio de otros especialistas.
Llamada también la ciudad de los tinajones por la proliferación de estos enormes recipientes de barro cocido, Camagüey (nombrada así desde 1903) tiene una trama urbana singular formada por calles estrechas y tortuosas que invariablemente desembocan en plazas y plazuelas, donde aún se conservan edificaciones de sobresalientes valores histórico-culturales y arquitectónicos. El callejón Funda del Catre, llamado popularmente así porque según los vecinos del lugar no permitía el tránsito de dos caballos juntos; las plazas de San Juan de Dios y del Carmen; el Convento de las Madres Ursulinas; las Cinco esquinas del Angel; el Aguador del ferrocarril; o las iglesias de Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora de la Merced, la de Santa Ana, la Parroquial Mayor, las Parroquias de Nuestra Señora de la Soledad y de la Caridad, o la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, son puntos del entramado urbano camagüeyano de mucho interés para el visitante. Como lo son también las casas natales del Mayor General Ignacio Agramonte, héroe de la primera gesta independentista; del Poeta Nacional, Nicolás Guillén; del eminente científico Carlos J. Finlay, y de las poetisas Gertrudis Gómez de Avellaneda y Aurelia Castillo; así como el Teatro Principal, sede del afamado Ballet de Camagüey, fundado en 1967, y de la Orquesta Sinfónica Provincial en 1961; o el Casino Campestre, el mayor de los parques construidos dentro de una ciudad cubana.